miércoles, 30 de marzo de 2011

Rescate de las cajas de ahorro, la banca gana*



Las reformas provocarán la pérdida de entre un 12 y un 18% de puestos de trabajo en este sector

A difícil digestión de la burbuja inmobiliaria por las empresas del ramo y las instituciones financieras ha dado como resultado que las cajas de ahorros tengan un agujero de miles de millones de euros y una necesidad de financiación exterior que roza el billón de euros, casi tanto como el PIB anual español. El propio Banco de España (BdE), gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, reconoce que los dos grandes desequilibrios de las cajas han sido su elevada exposición al sector de promoción y construcción inmobiliaria y su dependencia de los mercados de financiación mayorista...



El jueves 10 de marzo, esta entidad supervisora lo tenía todo preparado para hacer públicas las necesidades de capital de las entidades financieras. Sin embargo, la agencia de calificación de riesgo Moody’s le aguó la fiesta cuando rebajó la calificación de la deuda española y dudó sobre la capacidad del sector financiero, y elevó a 120.000 millones de euros las necesidades del mismo. Ya por la tarde, el BdE rectificó sus datos y anunció que 12 entidades (ocho grupos de cajas y cuatro bancos) debían aumentar su capital hasta un máximo de 15.152 millones de euros adicionales. En todo caso, el Banco de España puntualizó que esta cifra aún “está sujeta a posibles variaciones”.

Exposición al ladrillo

El Banco de España cuantifica en 217.000 millones de euros su exposición al ladrillo; una cifra que se desglosa en 173.000 millones en préstamos concedidos a promotores (lo que supone el 18% del crédito de las cajas) y 44.000 millones de euros en inmuebles recibidos como pago de deudas. De esa cifra, siempre según el BdE, el 46% del total, es decir, 100.000 millones de euros, son considerados “problemáticos”.

Está claro que los particulares hipotecados no son el problema para el Banco de España. De hecho, el ratio de dudosos es del 2,5%, frente al 5,5% del conjunto del crédito y el 11,6% del sector inmobiliario y constructor. Sin embargo, las cajas tienen un problema. Según el BdE, las necesidades de financiación estables de las cajas ascienden a 904.000 millones de euros, casi el PIB anual español. Sólo en 2011, hay registrados unos vencimientos de financiación mayorista de 129.000 millones de euros. El BdE explica que esas necesidades están cubiertas mediante diversas vías (fondos propios, financiación mayorista a más de un año, títulos negociados en mercados secundarios y operaciones activas con bancos centrales, etc.). Sin embargo, también añade que ésta es una cuestión que hay que “seguir gestionando”.

Un traje a medida de la banca

Ante un panorama que salió a la luz con el estallido de la burbuja inmobiliaria, el Gobierno ha intervenido dos entidades (Caja Castilla-La Mancha y CajaSur) y en verano de 2009 creó el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que ha inyectado hasta la fecha 11.559 millones de euros de dinero público en cajas de ahorros. También ha publicado unas inútiles pruebas de resistencia y una reforma de la Ley de Cajas en julio de 2010 que les abría las puertas hacia su conversión en bancos. Esa primera reforma incluyó elementos como una reducción de los cargos públicos o una regulación de incompatibilidades. Ese verano, el Banco de España decidió modificar la normativa contable de saneamiento de activos (provisiones).

El 18 de febrero de 2011, el Consejo de Ministros dio un paso más y aprobó un Real Decreto-Ley que directamente convierte en bancos a toda aquella caja con necesidad de capital. Primero, las obliga a alcanzar unos requisitos de solvencia muy elevados, del 8% ampliable al 10% a las entidades que presupongan mayor riesgo y, a continuación, anima a las cajas a pedir capital a terceros. En el caso de que no lo consigan, entraría en juego el FROB, pero sólo por un período limitado de tiempo (cinco años como máximo), a condición de que la entidad aplique un plan de recapitalización, que incluye más ajustes, menos oficinas, menos obra social, más despidos, venta de participaciones y activos, etc. A las cajas o Sistema Institucional de Protección (SIP) se les exigirá convertirse en bancos “ya que esta estructura es la más adecuada para atraer a los inversores”, según establece el Decreto.

Todas estas medidas, que han reducido el número de cajas de 45 a 17, están suponiendo ajustes dramáticos no sólo en oficinas, sino también en plantillas. El Banco de España exige una reducción del número de sucursales de entre el 10% y el 25% y una rebaja del volumen de personal de entre el 12% y el 18%. Por supuesto, los ajustes también han afectado de manera intensa, no sólo a los créditos que no fluyen a particulares y a pequeñas y medianas empresas, sino a las obras sociales, que en algunos casos, como el de Caja Madrid, se ha reducido a la mitad. Por el contrario, después de haber recibido 4.465 millones de euros de dinero público del FROB, el Banco Financiero y de Ahorros, ahora llamado Bankia, conformado por las cajas de Madrid, Valencia, y otras cinco de menor tamaño, ha nombrado una línea directiva de nada menos que 91 personas.

Como ha apuntado la catedrática de economía, Miren Etxezarreta, detrás de este decreto se ve cómo los fondos públicos rescatarán a las cajas para pasarlas después a precios muy favorables al capital privado. Así, las cajas de ahorros, entidades de carácter social que nacieron vinculadas a sus territorios como montes de piedad y que suponen la mitad del sistema financiero del estado español, se abren a la entrada de bancos como Sabadell, Banesto e incluso el Santander y fondos de capital riesgo de distinta procedencia como Cerberus, Paulson o JC Flowers.


*Diagonal

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