sábado, 30 de julio de 2011

VENEZUELA: Disputa por el poder, potencialidades y límites históricos en la construcción socialista*


"La revolución Bolivariana, como todas las revoluciones reales, es una revolución con logros y fracasos, espacios de flujo y reflujo, hechos heroicos, traiciones e infamias: es un proceso vivo"

LA sociedad Venezolana está hoy en revolución, ha materializado un vertiginoso proceso de desplazamiento de las élites punto fijistas#, ha revertido el trazo del modo de desarrollo neoliberal y ha transformado la política social focalizada en una política social garantista y universal, la cual en el ciclo de 12 años a pesar de la transgresión contrarrevolucionaria, ha logrado significativas transformaciones en la reducción de la pobreza y la elevación de la calidad de vida de los Venezolanos...




Sin embargo, la revolución Bolivariana, como todas las revoluciones reales, no teóricas, ni librescas, es una revolución asimétrica y diferencial pues no en todos los ámbitos y espacios la revolución se expresa y configura, hay grandes logros como grandes fracasos, hay espacios de flujo y reflujo, hay hechos heroicos, así como traiciones e infamias, es un proceso vivo que mantiene a Hugo Chávez como su creación, tan imperfecto y falible como el proceso mismo, tan lúcido y capaz de conducir la revolución en su ciclo nacional popular, como limitado, incoherente y contradictorio en la conducción de las rupturas y la construcción en clave socialista, con todo esto, una postura crítica a este proceso debe seguirse construyendo desde adentro, desde la gente, jamás desde la desesperanza marginal, solo el trabajo y un modelo de acumulación de poder autónomo desde los territorios, las fábricas y los movimientos sociales, pueden superar los lados oscuros del proceso y aportar hacia su profundización en clave de revolución.




*Walter Melendez

1 comentario:

  1. Magnífico artículo. Sólo una pequeña reflexión: nos guste o no, el papel de los líderes carismáticos en los procesos de cambio sigue siendo muy importante, e incluso (puntualmente) puede ser decisivo. Ello es así porque una revolución no se hace a partir de "la nada", sino la hacen sujetos históricos (las clases populares) que vienen impregnados de una cultura clasista reaccionaria,y aún cuando se rebelen contra el estado de cosas imperante y quieran transformarlo, persistirán durante bastante tiempo determinados vicios ideológicos y culturales del "antiguo régimen", muy difíciles de extirpar (por ejemplo, la necesidad de delegar sus responsabilidades en un o unos "terceros" -líderes carismáticos-, renunciando totalmente a su autodeterminación personal).

    Por ello resulta muy importante que la persona que, por circunstancias históricas determinadas, ha tenido que asumir el liderazgo de los procesos revolucionarios, sea consciente de que su papel consiste, justamente, en colectivizar poco a poco el liderazgo, entregándoselo al pueblo, en una tarea paciente de reeducación revolucionaria.

    El mejor líder revolucionario será aquél que se plantee en serio, como objetivo, no resultar "imprecindible" (ni él ni quienes aspiren a sucederle) para que el proceso avance. Vale que ese proceso requiere paciencia y constancia, y avanzará paulatinamente (lo mismo que puede retroceder): siglos de alienación no se resuelven plenamente en doce ni en veintucuatro, ni en cuarenta y ocho años... Pero la tarea hay que abordarla, necesariamente.

    Yo estoy seguro que Hugo Chávez es plenamente consciente de esta circunstancia, como lo son la dirigencia revolucionaria cubana en relación con su propio proceso...

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