miércoles, 23 de noviembre de 2011

Casi 600.000 canarios se decidieron por la abstención, el voto nulo o en blanco


CON extremada holgura la corriente ampliamente mayoritaria en las elecciones del domingo en Canarias fue la abstencion, el voto nulo y el voto en blanco que sumados sobrepasaban con creces el medio millón de ciudadanos. El PSOE obtuvo una derrota sin precedentes históricos. La ultraderecha del Partido Popular logró movilizar a su electorado y barrió en la mayoría de los colegios electorales...





De una lectura rápida del escrutinio de los resultados electorales en Canarias, cuando apuntan ya las primeras luces de la madrugada del lunes, se pueden extraer algunas apresuradas conclusiones provisionales.

Parece claro que, con extremada holgura, la corriente ampliamente mayoritaria en las elecciones de ayer en el Archipiélago fue la abstención, el voto nulo y el voto en blanco. Sumadas las tres opciones alcanzan la respetable cifra de bastante más del medio millón de ciudadanos. Es este un dato importante que, aunque los medios de comunicación y sus comentaristas tratarán de soslayar, resultará clave a la hora de interpretar con precisión la jornada del pasado domingo.

Otro dato relevante viene dado por el hecho de que el PSOE obtuvo de sus votantes una sonora derrota sin precedentes históricos. Seguramente esta lección les servirá para muy poco, porque se trata de una organización carente de ideología que a lo más que podrá llegar es a insuflarle demagogia política a su discurso para nuevamente tratar de engañar a los crédulos, que en este país nuestro son legión.

La ultraderecha franquista del Partido Popular tuvo la oportunidad de conmemorar con pompas y fanfarrias el 36º aniversario de la muerte del Caudillo. Si los socialdemócratas recibieron su mayor derrota histórica, la crisis capitalista premió inmerecidamente a los ultraconservadores con una victoria electoral también sin precedentes. Los franquistas reconvertidos lograron movilizar a una extensa masa, electoralmente heterogénea y políticamente ignorante, a la que ninguna organización de izquierda ha sabido acercarse para explicarle quién es quién en las farsas electorales de la llamada "democracia representativa". El paradójicamente denominado Partido "Popular" barrió en la mayoría de los escrutinios de las mesas destinadas al efecto, gracias al enorme vacío político del que adolece la sociedad canaria. Nadie debería escandalizarse de que una buena parte de nuestros conciudadanos sean incapaces de escoger más allá de las opciones que les presentan. Las responsabilidades no hay que buscarlas en ellos, sino en el autismo de las organizaciones de izquierda, incapaces de conectar con las clases sociales cuyos intereses pretenden representar.

Por su parte, Coalición Canaria, política e históricamente agotada y maltrecha por una larga y penosa andadura de descréditos y corruptelas, estuvo a punto de quedarse con la solitaria y escuálida representación simbólica de Ana Oramas en el Parlamento de Madrid. A última hora, sin embargo, sus hermanos clónicos de Nueva Canarias acudieron a salvarla de la hecatombe, aportándoles los votos cautivos arrancados de sus feudos clientelares de los municipios del Sur grancanario.

Finalmente, hay que consignar que la organización tinerfeña de Izquierda Unida, ayudados por una campaña electoral "a la americana", logró traspasar la barrera de la nada en la que se encontraba y alcanzar el 4% de los votos. De paso, le hizo pagar con toda justicia a "Sí se puede por Tenerife" el merecido y amargo precio de una derrota provocada, sin duda, por sus propias incongruencias e inconfesables coyundas. En Las Palmas, sin embargo, sus homólogos de "Canarias por la Izquierda"+ "Si se puede" + IU , tuvieron menos suerte. Cuarteados por disidencias y vendetas cainitas, apenas lograron sobrepasar la suma de los magros votos que conjuntamente han obtenido en pasadas Elecciones Generales, Autonómicas y municipales, aunque al igual que los tinerfeños sobrepasaron el 4%. Joaquín Sagaseta, el candidato estelar de una coalición urdida en Madrid, tendrá pues que esperar a una enésima oportunidad.

*Eugenio Fernández - Redacción Canarias Semanal

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