jueves, 3 de noviembre de 2011

15 de Noviembre: Centenario de la primera matanza de obreros en Canarias*

Concentración obrera por fuera del colegio electoral, instantes antes de producirse los disparos de la  Guardia Civil española


EL 15 de Noviembre de 1911, con ocasión de un proceso electoral, la Guardia Civil, movilizada en las inmediaciones de un Colegio Electoral de Las Palmas de Gran Canaria, disparó sobre una concentración popular de carácter pacífico que se estaba desarrollando, resultando muertos seis trabajadores portuarios y vecinos de La Isleta, seis hijos del pueblo y del trabajo: Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales...






El próximo 15 de noviembre hará 100 años de un hecho traumático colectivo que conmocionó a la isla entera ante la tragedia, y que generó una ola multitudinaria de apoyo y solidaridad con las familias afectadas: la primera matanza de obreros en Canarias.


Decía en mayo de 2010 el historiador laspalmense Agustín Millares Cantero, en una conferencia pronunciada dentro de las actividades organizadas con motivo del centenario de la primera estancia de Unamuno en las Islas en 1910:


“Existen años que marcan el rumbo de una época para cualquier colectividad humana, que resumen las contradicciones de un período señalado o apuntan las directrices imperantes en el transcurso de una etapa definida. Son años con una significación especial en la historia de un pueblo, de un estado, de un país, de una región o de una simple localidad. Un solo acontecimiento puede alterar radicalmente las bases sobre las que se asentaba la vida de toda una población, de su inmensa mayoría o de un segmento significativo de ella. Pero más a menudo es la concatenación de varios procesos en marcha lo que ocasiona una diversidad de cambios con naturaleza variopinta, unos llamados a imponerse durante una larga singladura y otros a ser meros episodios”.


El miércoles 15 de Noviembre de 1911 se repetían las votaciones municipales en el colegio electoral sito en la calle de La Marina, perteneciente al distrito electoral de Molino de Viento, en el barrio capitalino grancanario de Arenales. Se desarrollaba unas elecciones locales reñidas entre el Partido Liberal (de Fernando León y Castillo) y el Partido Republicano Federal (de José Franchy y Roca).


La Guardia Civil, movilizada en las inmediaciones, disparó sobre una concentración popular de carácter pacífico a las puertas del colegio electoral, resultando muertos seis trabajadores portuarios y vecinos de La Isleta, seis hijos del pueblo y del trabajo: Pedro Montenegro González, Cosme Ruiz Hernández, Juan Torres Luzardo, Vicente Hernández Vera, Juan Pérez Cubas y Juan Vargas Morales.


Acontece, pues, la primera matanza de trabajadores en Canarias, los primeros mártires del movimiento obrero canario. Un suceso único que ha marcado un hito histórico, un episodio singular en la historia la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Un hecho traumático colectivo que conmocionó a la isla entera ante la tragedia, y que generó una ola multitudinaria de apoyo y solidaridad con las familias afectadas, con la realización de colectas, suscripciones y funciones literarias-musicales benéficas para socorrer a las familias de las víctimas, organizadas por periódicos, colegios profesionales y sociedades obreras, entre otros.


La manifestación de duelo celebrada el domingo siguiente, a la que acudió la población en masa y en silencio para colocar coronas sobre los sepulcros de las víctimas, fue un acto imponente, en que todas las clases sociales populares se mezclaron para significar el inmenso dolor que causaron los incalificables hechos. Expresión popular de duelo que no volverá a conocer la ciudad sino hasta el verano de 1980 con los funerales por la muerte de la joven isleteña Belén María, hija de un estibador portuario cuyo colectivo laboral mantenía en aquel momento una huelga.


Los tiempos cambian, los lugares se transforman, las sociedades evolucionan. Lo que origina problemas de identidad y de cohesión. Las personas, los grupos y las colectividades ven modificados sus valores e intereses.


Mayoritariamente, venimos de un pueblo trabajador; nuestros antecesores (bisabuelos/as, abuelos/as, padres y madres) eran o son trabajadores, pequeños autónomos procedentes del artesanado o jubilados/as. Gente emprendedora y esforzada, sencilla y austera, honrada y honesta, de palabra y compromiso, solidaria y comunitaria. Nos dieron bienestar y calidad de vida. Sin embargo, los hasta hace poco tiempo modos, ritmos y valores de vida, tanta abundancia y derroche, acomodaron y desclasaron a gran parte de la ciudadanía, haciéndole olvidar, ocultar y renegar sus orígenes, con mentalidad y comportamientos de “nuevos ricos”.


¿Y qué nos dice este acontecimiento pasado? ¿Qué alumbra? ¿Acaso aporta alguna enseñanza útil para nuestro presente continuo? Algunos se empeñan en olvidar y en que olvidemos. No sirve para nada, es nostalgia, es melancolía, dicen.


Nuestra ciudad de hoy se ha construido también con el sacrificio de anónimos héroes civiles, como aquellos seis obreros portuarios asesinados vilmente. Cuando hoy nos enfrentamos a la pérdida de derechos logrados con el sacrificio de nuestros antepasados, habremos de considerar que tales logros están ya amortizados, los hemos pagado con el sudor y la sangre de los mejores hijos e hijas del pueblo.


Desde el año 2008 diversos colectivos de La Isleta vienen celebrando un sencillo acto de recuerdo de la efeméride del 15 de noviembre de 1911, como elemento simbólico configurador de la historia del barrio, al tratarse del asesinato de obreros portuarios y vecinos de la comunidad isleteña, obrera de origen y desarrollo; homenaje ligado, además, al barrio popular de Arenales, donde tuvo lugar la masacre. Evento que se inscribe también en la tradición obrera y ciudadana de la ciudad palmense de homenajear cada 15 de noviembre este luctuoso suceso, hasta el año 1935 (interrumpido en 1936 por la guerra civil española), sirviendo de punto de unión de las fuerzas progresistas de la Isla durante muchos años.


En esa fecha, cada año, una manifestación salía del Círculo Republicano Federal en Triana para dirigirse al cementerio de Vegueta y depositar unas coronas en las tumbas. El acto volvió a recuperarse en noviembre de 1976, tras la llegada el 7 de noviembre de ese año de los restos mortales de José Franchy y Roca, muerto en el exilio de México en 1944. Antiguos militantes del Partido Republicano Federal Canario, vinieron celebrando una ofrenda floral en el cementerio de Vegueta hasta finales de la década de los años 80, momento en que esta tradición memorística se apagó.


De ahí, la propuesta de constituir una Comisión Organizadora del Centenario del 15 de Noviembre de 1911 que cuente con la mayor y activa participación y colaboración de la ciudadanía y sus organizaciones, para el logro de la realización de un programa de actos que esté a la altura de la significación, importancia y oportunidad de la efeméride que se pretende conmemorar. Invitamos desde aquí a cuantas personas, colectivos, asociaciones, entidades e instituciones que, estando interesadas, quieran sumarse a esta iniciativa.


Rescatemos para nuestro pueblo y la memoria colectiva de la ciudad el recuerdo de lo sucedido el 15 de Noviembre. No para vivir entre fantasmas ni anclarse en el pasado, sino para recuperar parcelas de la historia canaria que nos han robado. Nuestras raíces están ahí, en los que cayeron entonces, entre los que siguieron luchando y cayeron más tarde, en las que aún hoy siguen bregando.


Un centenario es un evento del todo excepcional. Ya no están los protagonistas de los hechos que se narran. Y corresponde a las generaciones presentes mantener vivos los rescoldos de la memoria. Este es el encargo que nos hace la Historia. Las cartas están echadas sobre la mesa. Nos toca jugar.


"Sembrado de espinas está el camino, llena de dolores la vida de los pueblos que luchan por la emancipación de los oprimidos, por la libertad de todos, por la libertad social, pero hay que seguir adelante, porque las ideas son inmortales". José Franchy y Roca: "La horrible jornada". El Tribuno (Noviembre, 1911).


*Juan Peña García (Comisión Organizadora del Centenario del 15 de Noviembre de 1911)

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