Las Manifestaciones obreras celebradas en las Capitales canarias en la tarde/noche del pasado Jueves día 20, marcan el camino que debemos seguir, si queremos estar en condiciones de parar realmente la terrible ofensiva contra los intereses de las clases populares que están protagonizando tanto el Gobierno de la Metrópoli, como su apéndice colonial, el Gobierno Autónomo de Canarias...
Analicemos algunos aspectos novedosos que caracterizaron aquellas Manifestaciones:
En primer lugar, las organizaciones sindicales convocantes se sitúan en un terreno que podríamos definir como “sindicalismo alternativo”; esto es, organizaciones que mantienen, de forma consciente, una notoria y pública distancia del tipo de sindicalismo que practican los para-estatales CCOO y UGT (y naturalmente sus respectivas “Sucursales” coloniales). Esta es una cuestión novedosa. El sindicalismo soberanista canario, en esta ocasión, parece haber empezado a perfilar una política de alianzas que, de momento, distingue dos niveles de profundidad: un primer nivel que consiste en una política estable de unidad de acción en la lucha (lo que no desdeña la posibilidad de establecer programas y estrategias comunes estables en esa dirección) con entidades alternativas que no forman parte del denominado “campo nacional popular” (es decir: no contemplan el hecho nacional o colonial canario, al menos como parte sustancial de su estrategia sindical), y un segundo nivel de alianzas de mayor calado, que aspira a la unidad orgánica con aquellas entidades de ámbito y obediencia canaria (tanto las de implantación sectorial como intersectorial) que vayan asumiendo (cada una a su respectivo ritmo) lo que resulta esencial a tal fin: la lucha por un marco propio de relaciones laborales sin sumisiones al Estado, y en definitiva (para no extendernos) la asunción de un Programa sindical que vaya en la dirección de la lucha por una canarias libre y sin explotación.
En segundo lugar, las Manifestaciones se celebraron sin (y para qué negarlo, en muchos casos contra) CCOO y UGT; no porque estas organizaciones se hubieran “desmarcado” voluntariamente, sino porque los organizadores, de forma consciente, optaron por marginarlas desde el inicio. Esto fue asumido mayoritariamente, con mayor o menor entusiasmo, según la concreta organización convocante: así, por ejemplo, el Sindicato de obediencia española Co.Bas. se tuvo que “tragar el sapo” muy a su pesar, no sin antes haber desplegado toda una campaña de presiones sobre el resto de convocantes que incluyó un amago de “abandono” de la convocatoria (al menos en Gran Canaria).
Se entendió que era imprescindible marcar las distancias con UGT y CCOO en esta Movilización por diferentes motivos, dependiendo de cada Organización. En cualquier caso, todas coincidían en que, la nefasta y hasta estéticamente impresentable gestión de la pasada Huelga del 29-S protagonizada por las Direcciones de UGT y CCOO habían creado un estado de profunda desmoralización en el conjunto de la Clase trabajadora canaria, así como una generalizada desconfianza del movimiento popular hacia la utilidad de los Sindicatos, así en general, metiéndolos a todos en el mismo saco (ello con el entusiasta concurso de los mass media), de tal forma que no sólo estaban pagando “justos por pecadores”, sino (lo que era aún más importante) con ese estado de alienación, nuestra Clase trabajadora se estaba despojando del único instrumento con que ha venido contando históricamente para la defensa de sus intereses, inmediatos y mediatos: la organización en torno a estructuras estables de apoyo y defensa mutua, capaces de oponer resistencia a las agresiones del Capital en momentos de reflujo del movimiento obrero, así como encauzar unitariamente las ofensivas de la Clase, en momentos de avance o flujo.
Sin organización estable para la defensa de sus intereses mutuos (y un Sindicato, básicamente, no es otra cosa que eso -o debería serlo, que esa es otra…) nuestra Clase trabajadora está desarmada e indefensa, a expensas de la voracidad siempre ilimitada de los intereses del Capital (ahora lo denominan los “Mercados”…).
Por ello, y en un contexto como el actual, de brutal ofensiva del Sistema, donde van cayendo, uno a uno, derechos sociales básicos que se habían tenido hasta ahora como consolidados e inalienables, las organizaciones convocantes entendieron que había que enviar unas serie de claros mensajes a la Clase trabajadora canaria: el sindicalismo de Clase no tiene nada que ver con los trafullos, chanchullos y traiciones que están perpetrando los burócratas apesebrados de CCOO y UGT; la resignación ante las agresiones (procurando, en todo caso, en “mesas negociadoras” que éstas vengan impregnadas de vaselina) no es la única actitud posible; hay que organizarse en torno a plataformas no sumisas al Sistema para hacer frente a la gravísima situación socio-laboral que sufrimos; quedarse en casa mascando la frustración y la angustia no sirve para nada: hay que salir a la calle a combatir por lo que es nuestro, de forma organizada y contundente; la única garantía que tenemos de sufrir una derrota es huir cobardemente de los problemas y no hacerles frente; luchando con firmeza se puede vencer…
Comprenderán Ustedes que para la transmisión clara de estos Mensajes, ir “de la mano” de CCOO y UGT habría sido un estorbo más que otra cosa. Sobre todo teniendo en cuenta que, a medida que se acercaba la fecha de las Convocatorias, los acontecimientos (las vergonzosas tomas de posición de CCOO y UGT ante el “proceso negociador” con el Estado) venían a confirmar, día tras día, hora tras hora, los planteamientos de aquellos convocantes que habían optado desde el principio por marginar a esas organizaciones sumisas para-estatales.
En tercer lugar se decidió, acertadamente según nuestro criterio, cambiar la ubicación de las Convocatorias, sacándolas del Centro de las Ciudades y desarrollándolas en los Barrios obreros; que es allí y no en otro sitio donde se están sufriendo de forma más descarnada los problemas. Hacía muchos años, decenas de ellos, que no se convocaban Manifestaciones sindicales generalistas tomando como punto de partida e itinerario los Barrios populares de Las Palmas y Santa Cruz. Esta feliz idea prosperó a pesar de las iniciales y lógicas reticencias de algunos, que oponían su temor a que tales cambios de ubicación generaran confusión entre la gente, dada la falta de costumbre, y el hecho de que, en muchos casos, habrían personas (sobre todo procedentes de fuera de las Ciudades donde se desarrollarían las Manifestaciones) que no supieran llegar a los lugares de Convocatoria. Primó finalmente el criterio de que era preciso que la gente que vive, en muchos casos, en cajones-miseria y sin embargo permanecen ausentes e inactivos ante la que está cayendo, comprobaran en vivo y en directo que hay muchas personas que, sufriendo igualmente las agresiones del Sistema, no se resignan a rendirse, no optan por soluciones individualistas, sino que se agrupan, se atreven a sacudirse la sensación de impotencia y el miedo, y salen a la calle a luchar…
En cuarto y último lugar, el nivel de participación no fue, en absoluto, desdeñable, dadas las circunstancias de total estupor (y hasta terror social) que se han generado por causa de las acciones emprendidas en “comandita” por el Gobierno de la Metrópoli y su apéndice “autonómico”, la Patronal y los Sindicatos para-estatales sumisos.
Hay que recuperar y fortalecer el tono muscular del cuerpo social que constituye la Clase trabajadora canaria, hoy medroso, apocado, floflo…; y eso sólo se consigue con el sano y continuado ejercicio de acciones de lucha en la calle, sin "huidas hacia adelante", sin prisas, pero igualmente sin inútiles y desmovilizadoras pausas.
Ya sabemos que se ha convertido en un “lugar común” declarar tras cada Manifestación algo tan recurrente como “esto es sólo el principio”. Sin embargo, nosotras y nosotros, además de declararlo, manifestamos nuestra convicción de que eso es así, sencillamente porque no puede ser de otra manera por el bien de nuestra Clase trabajadora. De lo que se trata es de que los insuficientes (si tenemos en cuenta las necesidades del momento) participantes en las Manifestaciones del pasado jueves, sean capaces de asumir esta idea… Si así lo conseguimos, no nos cabe la menor duda, comprobaremos que en la siguiente acción, los que asistieron a la pasada, se multiplicarán, hasta convertirse en una poderosa e irresistible fuerza popular que, sin duda, tendrá capacidad de reconquistar derechos usurpados, así como conquistar otros nuevos. Ya sabemos, también, de los múltiples factores que corren en contra nuestra, a tales fines, pero no olvidemos que existen otros muchos, y muy poderosos, que coadyuvarán en nuestros objetivos: entre ellos destacamos, singularmente, la incapacidad que manifiesta el Sistema a la hora de cubrir mínimos que impidan unos niveles de miseria y empobrecimiento sociales susceptibles de provocar inevitables explosiones de rebeldía. Transformar esos impulsos sociales espontáneos en energías que se encaucen y coordinen para golpear al enemigo con la mayor dureza y efectividad posibles, será tarea de quienes, dotados de conciencia de Clase estén allí, en esos momentos, junto con los que sufren.
Un fuerte abrazo. Los barrios son esencia de diálogo, paz, fuerza, alegría y rebelión.
ResponderEliminarFelicitaciones por la decisión y pa'lante.