jueves, 13 de octubre de 2011

Sindicalismo y 15-M*


A extensión de la protesta al mundo del trabajo no es una necesidad sólo para el 15-M: es una demanda general entre quienes aspiran a cambiar radicalmente las reglas del juego. Y lo es tanto más cuanto que el capitalismo que padecemos está retornando a muchas de las fórmulas más abrasivas que utilizó en el pasado. Cualquier proyecto consecuentemente anticapitalista tiene que hacerse valer entonces, en lugar central, en el mundo del trabajo, en el que hoy por hoy, y al amparo de lo que hacen los sindicatos mayoritarios, falta dramáticamente el espíritu de rebelión que nace de un impulso como el del 15 de mayo...



Es verdad, con todo, que las dos instancias que estarían llamadas a relacionarse -el propio 15-M y los sindicatos- arrastran problemas no precisamente menores. Por lo que al movimiento se refiere, lo suyo es recordar que exhibe una condición interclasista -en sus filas se dan cita ante todo miembros de las clases medias eventualmente desclasados, con una ausencia llamativa de trabajadores asalariados- y que su presencia en fábricas, oficinas y comercios resulta menor. Parece innegable, aun así, que con el paso de los meses en el 15-M ha ido perdiendo terreno el discurso ciudadanista en provecho de fórmulas que beben con claridad de la protesta activa, y con vocación de permanecer, del capitalismo. El “se va a acabar, se va a acabar, se va a acabar la paz social”, tantas veces coreado en las manifestaciones, retrata bien esa deriva.

Por lo que respecta a los sindicatos, es sencillo zanjar la cuestión si estamos pensando en lo que suponen CCOO y UGT: dramáticamente instalados en la lógica del sistema, dependientes del erario público y burocratizados, los sindicatos mayoritarios muestran hoy una nula capacidad y una nula voluntad de respuesta ante agresiones sin cuento. No puede decirse lo mismo, por fortuna, del sindicalismo resistente, empeñado a menudo en superar muchas de las cortedades de miras características de las propuestas estrictamente sindicales. En ese sindicalismo resistente, que tiene una condición minoritaria, no falta, con todo, cierto conservadurismo encaminado a preservar los logros orgánicos alcanzados y remiso a grandes aventuras que puedan poner aquéllos en peligro. Ello es así por mucho que sea cierto que mantiene con el 15-M una sintonía general que bebe de la común defensa de la asamblea y la autogestión.

Aunque las disonancias no escasean, conviene subrayar, sin embargo, que hay también vías de acercamiento: el espíritu del 15-M se hace valer, sin duda, en determinados segmentos del mundo del trabajo, al tiempo que el sindicalismo resistente transmite al movimiento una dimensión obrera y anticapitalista. En estas horas el principal instrumento de permeabilización mutua lo aporta, sin duda, la posibilidad de convocatoria de una huelga general. Aunque uno entienda el proyecto de “sindicalismo sin sindicatos” que defienden determinados sectores del 15-M, el criterio más extendido sugiere que al respecto, y descartada por completo la sintonía con CCOO y UGT, parece más razonable ir de la mano del sindicalismo resistente.

En un terreno próximo hay que recordar que la convocatoria de una huelga general colocaría en una situación delicada, e interesante, a los sectores críticos que trabajan dentro de CCOO y UGT, obligados a asumir decisiones contra la posición que con certeza defenderán -también en situación delicada- las direcciones de esos dos sindicatos. No se olvide al respecto que todo hace pensar que, habida cuenta de las agresiones que padecen muchos derechos laborales y sociales, hay una mayoría de la población que simpatizaría con la perspectiva de una huelga general, tanto más cuanto que parece evidente que nuestros gobernantes no van a abandonar en ningún momento el guión que nace de su supeditación al capital y sus intereses.

No parece razonable, en fin, valorar el éxito o el fracaso de una huelga general sobre la base exclusiva del número de trabajadores asalariados que se suman a aquélla. Tanto relieve como ese número tienen otros dos factores: el efecto disruptivo de la actividad económica que puede derivarse de la acción de muchos de los jóvenes desempleados o precarios que se mueven en la órbita del 15-M, por un lado, y el horizonte de que la huelga, a tono con muchas de las querencias de este último, lo sea también de consumo, por el otro.

Las cosas como fueren, y dado que las huelgas anteriores no se han caracterizado precisamente por éxitos rutilantes, es difícil que la palabra fracaso tenga que aplicarse, una vez verificada, a la que ahora nos ocupa. Ya he adelantado que lo que a los ojos de muchos sería un fracaso es no convocar esa huelga. No olvidemos que estamos hablando de un fenómeno de dimensión fundamentalmente simbólica que constituye antes el inicio de un proceso que su objetivo final. Un proceso, dicho sea de paso, en el que el movimiento del 15 de mayo debe cimentar su expansión orgullosa en el mundo del trabajo y, con ella, un horizonte que los más ambiciosos tienen, sin duda, en la cabeza: el de una huelga general indefinida.

*Carlos Taibo

8 comentarios:

  1. "cierto sectores del 15.M" el 15.m es un producto mediatico, y lo mismo que, aprovechandose de ese tiron mediatico han surgido partidos politicos que pretenden ser parte del 15.m, esto me parece otra manera de oportunismo. El movimiento, mal llamado 15.m, nacio asindicalista y apartidista, y ese es el espiritu, si no se entiende eso...no eres 15.m, solo eres un oportunista mas.

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  2. bandera nacional canaria mezclado con un sindicato...que mal me huele esto

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  3. Al "Anónimo 1": el 15-M es, y debería seguir siendo, lo que la gente que participa en las luchas quieren; no lo que ningún elemento autoritario, con modos y maneras filo-fascistas quieren imponer que sea. Los primeros que atacaron, en el Estado español (también en nuestra colonia canaria) el derecho de la Clase obrera a organizarse en Sindicatos y partidos propios fueron los falangistas de infausto recuerdo, con Ramiro Ledesma y José Antonio Primo de Rivera al frente: vete a manipular pa' otro lado, cretino pollaboba y facha de "mielda"

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  4. La bandera nacional canaria sólo huele mal a quien le huele mal Canarias: por ejemplo, el grupo de godos que se organizó en la Manifestación de Tenerife para rodear a dos compañeras que portaban la bandera de su tierra en la cabecera de la Manifestación, y se dedicaron a coaccionarles cobardemente. En el futuro, las y los canarios deberemos acudir a los actos del 15-M bien organizados y dispuestos a defendernos de nuevas agresiones de los españolistas. Tomemos buena nota...

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  5. No podemos permitir que un grupo de elementos reaccionarios, desclasados de la burguesía media y la pequeña burguesía españolista con residencia en Canarias(con un discurso falsamente radicaloide) siga imponiendo "su Ley" al movimiento de resistencia que se está dearrollando en nuestra tierra canaria. Dejarles, a ellos, el campo libre sin dar la correspondiente batalla (de la que podemos salir vencedores, porque somos mayoría). A éstos indeseables nacionalistas españoleros y cosmopolitas lacayos del Pensamiento Único habrá que ponerlos en su sitio,y obligarles a entender, de grado o por fuerza, que nosotros, canarios y canarias, tenemos derecho a incorporar nuestras propias características, cuando luchamos en nuestra tierra. Y esa tarea nos corresponde a nosotros, revolucionarios y revolucionarias canarias.

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  6. El Movimiento 15-M no es ningún "producto mediático",sino la parte combativa del colectivo que surgió el 15 de Mayo que se escapa al control de eso, cada vez más siniestro, ocuro, sectario e intolerante que ha venido en llamarse "DRY". Ese "organismo", tras su imagen aparentemente "abierta", esconde a un reducido grupo de reaccionarios pequeñoburgueses que imponen condiciones restrictivas y antidemocráticas (y cuasi-fascistas) en las movilizaciones. Tienen una concepción patrimonialista del 15-M y no tienen escrúoulos a la hora de manipular las Asambleas (transmitiendo noticias falsas sobre decisiones que supuestamente se tomaron en otras Asambleas, etc.). Es lo más parecido que yo he visto en mi vida a una secta.

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  7. y si nos negamos a trabajar en las empresas godas, les hacemos el boicot, ya esta bien de colonialismo

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  8. http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/3457538/10/11/La-Fiscalia-apoya-el-indulto-a-Alfredo-Saenz-consejero-delegado-de-Santander.html esto es lo que hacen los godos

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