jueves, 17 de febrero de 2011

Muerte, miseria y teletrabajo*

OS ejemplos de hacia dónde va el planeta. En Estados Unidos, los restaurantes de comida rápida sin bajarte del coche –los “drive-thru”– están empezando a sustituir a los empleados que atienden a los clientes por trabajadores en la otra punta del mundo que, a través de un altavoz y un micrófono, toman nota del pedido desde la India o Filipinas para después enviar de vuelta la comanda a la cocina. La distancia es abismal, en kilómetros pero también en salarios. Sólo la segunda variable importa: con Internet, hoy sale más rentable subcontratar fuera del primer mundo al que apunta las “dos hamburguesas con queso”. ¡Quién necesita inmigrantes cuando pueden vivir el “sueño americano” sin salir de casa! La deslocalización ya no sólo afecta a la industria o a la agricultura, ahora también le toca al sector servicios. Empezó con los centros de atención telefónica, pero pronto cualquier empleo susceptible de teletrabajo podrá ser reemplazado por otro obrero con condiciones laborales aún más precarias. En la nueva cadena del capitalismo globalizado, el precio lo marcará el eslabón más débil, el país con la mano de obra más barata...




Segundo ejemplo, también de Estados Unidos. Hay unos pilotos que cada día lanzan bombas sobre Afganistán pero que jamás han pisado ese país y cenan cada noche con su familia, en su hogar. Son los operarios que manejan los aviones teledirigidos MQ1-Predator y MQ-9 Reaper desde la base militar de Creech, al norte de Las Vegas, en Nevada. Matan sin salir de casa, y entre ellos y sus víctimas no sólo hay decenas de miles de kilómetros, también la impersonal distancia con la muerte del que podría estar jugando a un videojuego. Bienvenidos al futuro, ¿su misil lo quiere con ketchup y papas fritas?

*Ignacio Escolar

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