Confieso que, contra el criterio de mis seres queridos (y según supe después, de una buena parte de las y los presentes), no pude reprimir el impulso de encararme al injuriador, exigiéndole una rectificación. Su respuesta fue la clásica del cobarde que se esconde tras todo provocador: "no me dirigía a ustedes, estaba hablando en voz alta, pensando en los españoles explotadores...". Después, gordo, flaco y demás morralla abandonaron el terreno, sin duda porque (pese a la opinión de la mayoría, partidaria de "dejarlos estar") ya se había creado un núcleo de manifestantes-concentrados dispuestos a sacarlos del territorio, aunque fuera a patadas.
La cuestión que yo me planteo es la siguiente: ¿lo que pasó hoy en mi Ciudad se ha reproducido en otros lugares del Estado...?. Muy concretamente (eso es lo que más me intriga): ¿se han reproducido estas provocaciones en otros sitios de las Islas; han aparecido supuestos "independentistas" provocando a las y los manifestantes...?.
El Estado español está verdaderamente interesado en romper esta "movida", y está moviendo todos los hilos a su alcance, utilizando todo tipo de gentuza (algunos, agentes a sueldo, otros simplemente pollabobas descerebrados). Los independentistas de la izquierda revolucionaria canaria debemos estar atentos a estas maniobras. Tenemos un doble papel que cumplir: estar donde debemos estar, y aclarar a la gente que está en la lucha que ser independentista no es sinónimo de ser un energúmeno fascista.
*Agustín Crosa
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