sábado, 21 de mayo de 2011

Es indignante*

Manifestación en LPGC el pasado 15 de Mayo

N tsunami de indignación está poniendo patas arriba todo el Estado español. Una marea de preocupación, de paro, de precariedad y de miseria, se está volviendo contra todo el entramado político-económico español.

La gran marea también ha llegado a Canarias y la indignación en nuestro país tiene todas las potencialidades para ser mucho más fuerte que en el resto de Estado...



(Z)oria entrando al TSJC

Y es que es indignante que tengamos una tasa de paro del 28,50%, un paro especialmente cebado con los más jóvenes, en donde dicha tasa se sitúa en el 50%. La mitad de los jóvenes canarios considerados población activa, no tiene empleo. Desolador. Mientras tanto vemos como rozamos datos históricos de llegada de turistas a nuestras playas. Mientras nuestro principal motor económico hace ganar cantidades ingentes de dinero a las élites canarias y europeas, nuestro pueblo agoniza parado.

Es indignante que los grandes empresas que operan en Canarias tengan el infame privilegio de, a través de la RIC, ahorrar hasta el 90% del impuesto de sociedades. Mientras tanto, nuestra sanidad y nuestra educación sufren recortes presupuestarios brutales un año sí y otro también, con la manida excusa de contener el gasto público. Y es que la RIC, en el período que va de 1994 a 2006, ha supuesto una evasión de impuestos de 20.000 millones de euros. Imaginen por un momento lo que para la sanidad y la educación canaria hubiera supuesto dicha cantidad que atendiendo al justo concepto de redistribución de la riqueza nos pertenece a todo y cada uno de los canarios. Pero no, aquí se recorta en sanidad y educación y se deja no pagar impuestos a los que más generan. Bienvenidos al paraíso neoliberal.

Y es que es indignante la inaplicación de la Ley de Dependencia en Canarias. Como siempre, nuestro país ocupa el último lugar del Estado en cuanto a la aplicación de la mencionada ley se refiere. En donde las trabas burocráticas de nuestro gobierno autonómico han supuesto que entorno a 20.000 dependientes se encuentren a la espera de recibir las prestaciones que se le han reconocido. En Canarias no te incapacites o envejezcas sino quieres que tu gobierno acentúe la patada.

Más indignante aún es la corrupción generalizada que sufre Canarias, producto no solo de la burbuja inmobiliaria sino también de un sistema colonial y caciquil que hace, en la práctica, que los que hoy mandan en Canarias sean los mismos que han mandado los últimos 600 años de nuestra historia. Indignante son los innumerables casos de corrupción, desde “Unión”, “Faycan”, “Eolo”, “Góndola”, “Salmón” hasta la “Favorita”. Casos donde los nombres de las mismas familias se repiten. Desde los Soria en Gran Canaria a los Martín en Lanzarote. Indignante es contemplar como la mujer de todo un presidente de Canarias se encuentra imputada por fraccionar facturas para beneficiar a una misma empresa, teniendo el aviso del interventor municipal de que el procedimiento era ilegal a todas luces. Indignante son las llamadas de empresarios como Santana Cazorla al innombrable Berriel para “aflojar tornillos” y darle velocidad a uno de sus proyectos. Indignante es la llamada de Paulino Rivero al alcalde de Arona, para enchufar a su sobrina en la policía municipal de dicha localidad. El presidente de Canarias llamando para mangonear oposiciones públicas. Es indignante que no haya tenido que responder ante ningún tribunal por el flagrante delito cometido. 


En Canarias la corrupción siempre queda en nada.

Estas son solo unas de las pocas razones para indignarse en Canarias. El resto las puede poner tú mismo. De nosotros depende, indignarnos y actuar.

*Publicado en Atis Tirma por Lorenzo Méndez González

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