Soria en el banquillo: El Gran Berraco, ante el Juzgado de lo Penal por presunto Difamador

El pasado martes se celebró en el Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Las Palmas de Gran Canaria el juicio contra el Sr. Soria, ex vicepresidente del Gobierno de Canarias y máximo dirigente en esta colonia de la sucursal del Partido derechista español PP, por difamación contra el profesorado canario y el conjunto de las y los Empleados Públicos del archipiélago...

El STEC-IC presentó una demanda contra el ex vicepresidente del Gobierno de Canarias por entender como un atentado contra el honor, la intimidad y la propia imagen del colectivo docente que representa las declaraciones que realizó el Sr. Soria en noviembre de 2009 en las que afirmaba "se van a acabar las típicas bajas por depresión de personas que se pasan el día en la playa". Ratificada durante el juicio tales declaraciones por la periodista que las recogió y pese a que el Sr. Soria reiteró su negativa al respecto, la Fiscalía consideró en sus conclusiones como probado el que el Sr. Soria realizó las declaraciones, objeto de la demanda interpuesta por el STEC-IC. Hay que recordar que el Sr. Soria también negó haber efectuado las susodicha afirmación en el propio Parlamento de Canarias. La siempre socorrida actitud del cobarde que niega la evidencia: este es el personaje chulesco que se cree con derecho a "mirarnos por encima del hombro...": duro como el pedernal ante quienes cree débiles y flojo como un gufo de perenquén ante quienes evidencian su coraje, y le hacen frente...

De más está decir que el Tribunal absolvió al Berraco, con argumentos tan peregrinos como los que siguen: "un colectivo de personas, en este caso el de los funcionarios públicos, como tal, carece de personalidad jurídica y de derechos, como es el de la protección del honor, con independencia de los que asisten a cada uno de sus miembros"; pero ahí no queda todo, fíjense en qué maravillosa finta dialéctica resuelven Sus Señorías el enojoso asunto: "...Tales afirmaciones [recuerden, que los enfermos depresivos docentes se "cogen la baja" para ir a la playa, entre otras guindas] no suponen a juicio de este Juzgador la atribución de hechos o conductas que de modo general hagan desmerecer del público aprecio y respeto en relación con el colectivo".

¡Muy bien, muy bien, Su Señoría Ilustrísima, nuestras orejas están enrojecidas de tanto aplaudir!; nos acaba de dar licencia para decir (sin temor a que nos reviente los sesos -acto seguido- la maza corporativa) que, no solo es cierto eso de que la Justicia es un cachondeo, sino además, que los jueces machos que no actúan diligentemente haciendo cumplir el Derecho y dictando Sentencias justas sin aminalarse ante el poderío (real o supuesto, que esa es otra...) del presunto infractor, en lugar de cumplir con sus obligaciones, se pasan el día tocándose la pilila en el retrete de su casa (o del Juzgado, tanto da...).

Desde el STEC-IC, en cualquier caso, como luchadoras y luchadores sempiternos que son, se congratularon por el hecho de haber llegado al propio acto del Juicio "...que, al margen de la sentencia que en todo caso esperábamos fuera condenatoria, el Sr. Soria ya está obligado a realizar una petición de disculpas y rectificación pública en toda regla a todos los docentes y empleados públicos en general, en función de las conclusiones expuestas por la Fiscalía".

El Sr. Soria no se disculpará, porque la soberbia le ahoga, pero tengan en cuenta una cosa: la próxima vez que "saque la sin hueso a pasear" va a mantenerla bien atada, por lo menos en asuntos que atañan al personal docente en particular, y a las y los empleados públicos en general.

Aunque sólo sea por eso (y por haberlo visto sentado en el banquillo de los acusados, gracias a Ustedes -¿qué sentido tiene mentir, a estas alturas...?-), el esfuerzo (y las costas) habrán valido la pena. ¡Enhorabuena por la valentía, compañeros y compañeras del STEC-IC!