Los presos saharauis no tienen derecho a la luz solar, sufren la falta de ventilación y continuos malos tratos, torturas, abuso verbal y acoso por parte de los guardias y funcionarios de la administración penitenciaria.
Todo prisionero tiene derechos legítimos reconocidos en las Convenciones Internacionales relacionadas con la protección de los prisioneros. A pesar de ésto la administración no escucha las repetidas quejas y peticiones de los reclusos, incluso viola los requisitos de la legislación marroquí que rige las prisiones (98/23). Esta administración ha cerrado todas las puertas al diálogo, ha preferido ignorar sus justas demandas causando una catástrofe humanitaria que amenaza la integridad física, mental y el derecho a la vida de los presos políticos saharauis.
No solamente los presos políticos padecen condiciones deplorables, sino también sus familiares, que tienen que recorrer 1300 Km hasta Rabat para poder verlos, con un tiempo máximo de 15 minutos por visita una vez a la semana.
Desde el 31 de octubre los presos políticos saharauis de la Cárcel de Salé 2 secundan una huelga de hambre protestando por sus condiciones vejatorias en prisión y reclamando la celebración de un juicio donde las garantías de legalidad estén garantizadas, o bien su puesta en libertad sin condiciones.
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