STABA cantado: tenía que coger la maleta antes de que los barones del PSOE se hicieran una con su piel. Nunca un presidente del gobierno español había concitado tanto rechazo. Los trabajadores no le perdonan haber abaratado -y hasta subvencionado- el despido y habernos jeringado las pensiones...
Por no hablar de su incapacidad para afrontar un paro galopante y el abuso de los bancos y las grandes corporaciones que se han tragado miles de millones del erario público. Pero estas tampoco se lo agradecen, y prefieren que, en vez de una mala copia, gobierne directamente el original pepero.
Se va el caimán pero, en vez de para Barranquilla, para León. O para un retiro dorado en el consejo de administración de cualquier multinacional. Ya saben: es la moda. Y la falta de vergüenza.
Pero, siguiendo las órdenes del capo di tutti capi de la oligarquía, Su Majestad Emilio Botín, se va pero se queda hasta agotar la legislatura. El que manda, manda, aunque nadie lo haya elegido, que en cuestiones de dinero no hay democracia que valga, ni siquiera por aparentar.
Se va el odiado caimán para desahogar a un moribundo PSOE, pero se queda el "responsable" cocodrilo para beneficiar a los desahogados multimillonarios y asfixiarnos aún más a nosotros. Para completar las "reformas", que no son otra cosa que la demolición de los derechos laborales y sociales que aún quedan en pie.
Con la crisis agudizándose cada vez más y el Estado español en práctica bancarrota, hay que asegurar los beneficios de los bancos y de las grandes empresas abaratando aún más el despido, liquidando los convenios colectivos mediante la eliminación de sus prórrogas y el "descuelgue" del capitalista que quiera, el copago sanitario (negado tres veces antes de que el gallo lo imponga dos) para cobrarte por la comida del hospital, por las radiografías y hasta por la muletas, el copago educativo que ya se están dejando caer,
y cualquier otra perrería que se les ocurra para exprimirnos más.
Ya que Zapatero es un cadáver político, piensan los poderosos, que aguante un año más hasta haber donado todos sus órganos. Total, ¿qué puede pasar? ¿Qué le odiemos un poco más?
Y si esos son los dientes del cocodrilo psoísta, no vean como los trae de afilados el cocodrilo pepero que viene detrás. Todo lo que el tonto útil les haya allanado el camino y masticado el hueso, mucho mejor.
Los asalariados tendremos que aprestarnos para una época cruel y difícil. Mientras tanto, los deudos de Zapatero se pelean por repartirse la túnica del difunto, dejando caer para las cámaras alguna trémula lágrima (se imaginan de qué tipo).
Hasta luego cocodrilo: no pasaste de caimán.
*Teodoro Santana
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