Desde la prudencia que da el desconocimiento profundo e in situ de lo que está pasando realmente allí, tengo la impresión de que, en Marruecos, las fuerzas que pretenden una alteración sustancial (revolucionaria) del estado de cosas tendrán que esperar...
Ello es así porque, al contrario de lo que ocurre en otros países africanos, en el caso marroquí la revuelta no se dirige, ni cuestiona en absoluto la institución que representa y encarna la opresión: la monarquía alauita (cuya legitimidad ni se cuestiona), sino contra instituciones de orden menor, lo que da un amplio margen de maniobra al Sultán, que siempre podrá optar por "cambiarlo todo para que nada cambie", si las cosas se desmadran y los chuzos empiezan a caer definitivamente de punta...
Un caso curioso y digno de sereno estudio, éste de la relación de Monarquía semifeudal alaui con la gran mayoría de los Partidos, organizaciones y movimientos marroquíes. Históricamente, la práctica totalidad de los Partidos y organizaciones marroquíes (incluidos los "socialistas", el Partido "Comunista", así como los diversos fundamentalismos islámicos y las organizaciones pro-amazighistas) han mantenido como una suerte de "Iconos intocables", dos cuestiones: el respeto a la Monarquía, y la defensa a ultranza de lo que ellos llaman la "integridad de Marruecos", que se traduce en puro chovinismo, hasta el punto de defender con uñas y dientes la criminal invasión y anexión del territorio del Sahara Occidental.
Mientras ambos aspectos no sean superados (por la vía de su cuestionamiento radical), muy mucho me temo que el pueblo marroquí tendrá dictadura para rato...
*Agustin Crosa
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