Las letras canarias pierden una voz rebelde
La mala noticia se conoció a primera hora de ayer, aunque se produjo la noche del jueves. El escritor y periodista tinerfeño Ezequiel Pérez Plasencia (Santa Cruz de Tenerife, 1957) fallecía a los 54 años como consecuencia de un desgraciado accidente mientras cenaba. El óbito ocurrió en Cartagena (Murcia), ciudad en la que residía desde hace unos años. Pérez Plasencia es el único canario que ha recibido el prestigioso Premio Juan Rulfo de relato corto, en concreto en la edición de 1999, por su obra "Decena de un cronopio". Su muerte deja un enorme vacío en las letras canarias...
Hombre de izquierdas, de los que iniciaron su militancia revolucionaria en la larga noche de piedra del franquismo (Opi-Partido de Unificación Comunista de Canarias), "Cheché" Pérez Plasencia era originario del barrio capitalino de La Salud. Durante diecisiete años ejerció la profesión periodística en los diarios Canarias 7, la desaparecida Gaceta de Canarias y El Día.
Obra breve, pero intensa
Además de "Decena de un cronopio", otras obras jalonan la breve pero intensa producción literaria del autor chicharrero, entre ellas "El teléfono y otros cuentos (1989), la selección de artículos de opinión "Los caminadelado" (1995), el libro-testimonio "El regreso de Calvert Cassey" (1997), el relato "La ilusión de los vencidos" (1998), la novela "El orden del día" (2008), y el libro de microrrelatos "La voz del vacío" (2009).
Pérez Plasencia preparaba un nuevo libro en la actualidad y cada semana enviaba artículos desde Cartagena para publicaciones digitales canarias, el último, "Palabras", hace apenas unos días.
Enamorado del relato corto, que veía como la síntesis mágica de todas las experiencias vividas o escritas, Cheché era también un lector fiel a sus escritores de cabecera. Entre éstos pueden destacarse al ruso Chéjov, al austriaco Joseph Roth, al argentino Jorge Luis Borges o al mejicano Juan Rulfo. Pero además de estos grandes nombres, también supo rastrear voces secretas de la literatura, como el rumano Alexandre Vona, autor de "Las ventana cegadas"; el austriaco Thomas Bernhard, de cuyo nihilismo participaba, y muy especialmente el cubano Calvert Casey, autor de la novela "Memorias de un simulador", con quien compartía la dificultad en el habla y una penetrante visión de lo irracional.
El escritor Víctor Álamo de la Rosa hizo ayer esta semblanza de Ezequiel, "Cheché" para sus amigos: "Ezequiel fue autor de una obra corta pero intensa, porque algunos de sus relatos y su novela El orden del día se encuentran, indudablemente, entre lo mejor de la narrativa canaria de los últimos cincuenta años". "Era un escritor pulcro, silencioso, que confiaba plenamente en la magia de las palabras y en el poder de la literatura para sublimar el lenguaje", añadió Álamo.
Por su parte, el escritor Sabas Martín calificó a Pérez Plasencia como un escritor "un poco oculto, clandestino y comprometido con su obra que no ha publicado mucho en los últimos años". Martín entiende que fue en el género del relato corto donde Pérez Plasencia aportó más "intensidad y esencialidad".
"No tuve mucho trato personal con él, pero, sin duda, su fallecimiento supone una pérdida de calado para las letras canarias", finalizó el escritor palmero.
El periodista Eduardo García Rojas, por último, realizó un emocionado análisis de la figura humana y literaria de Ezequiel Pérez Plasencia: "Ezequiel no era un amigo, sino casi un hermano para mí. Aunque residía en Cartagena hemos mantenido el contacto durante estos años. Allí llegó a reconstruirse como persona, además de encajar en el ambiente literario y artístico de la ciudad".
"Continuaba escribiendo -añadió García Rojas- y preparaba la que hubiera sido su segunda novela. Literariamente, está entre los mejores escritores canarios de los últimos tiempos y fue un maestro del relato corto".
Descansa en paz, querido camarada
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