lunes, 25 de octubre de 2010

¡SAHARA, S.O.S.!*


"Antes era mi hijo, ahora lo es de todo el pueblo". La madre de Elgarhi Nayem Foidal llora a estas horas la muerte de su hijo pequeño, quien con sólo 14 años se ha convertido en mártir. Así le llaman desde que la noticia de su muerte corrió la tarde del domingo en El Aaiún como la pólvora. Soldados marroquíes ametrallaron el vehículo en el que intentaba acceder, junto a otras siete personas, al campamento de protesta Agdaym Izik.

Los ocupantes del vehículo no pararon cuando les dieron el alto y los soldados abrieron fuego. Ghari Zubeir; hermano del menor fallecido, se debate entre la vida y la muerte debido a las heridas de bala en hombro y espalda, un dolor insoportable para una madre que, no obstante, anegada por las lágrimas, aún proclama: "Esto nos va a dar mas fuerzas para luchar".



Hoy ha perdido un hijo, al pequeño de un total de siete, un niño de sólo 14 años, "muy educado y buen estudiante"; otro, está herido de gravedad y un tercero en la cárcel desde que se montó el campamento. Su llanto es desconsolado, pero esta mujer saharaui, arropada por otras mujeres, tiene las ideas muy claras: "Son víctimas de la represión marrroquí, empezaron con piedras y han llegado a las balas, son unos asesinos".


El niño saharaui Nayem Elgarhi falleció el domingo 24 de octubre, cuando tropas del Ejército marroquí dispararon contra el vehículo en el que se dirigía junto a otros civiles al campamento de protesta establecido hace unos doce días a unos 18 kilómetros de la capital del Sahara, El Aaiún, informaron activistas de derechos humanos saharauis en la zona.

El ataque se produjo a las 19:00, hora local, a dos kilómetros del campamento, cuando “un arma automática de las tropas marroquíes acribilló el vehículo” en el que trasladaban 8 ciudadanos saharauis. Además del fallecido, resultaron heridos otros tres ocupantes, uno de ellos de gravedad, Daudi Ahmed, de extrema gravedad, indican las fuentes.

Entre 15.000 y 20.000 civiles saharauis permanecen en las proximidades de la capital del Sahara Occidental, en el campamento que comenzó a formarse hace unos doce días por un pequeño grupo de jaimas como acción de protesta reivindicando trabajo y servicios básicos como la sanidad y la educación para la población saharaui en el territorio ocupado por Marruecos desde 1975 y al que se fueron sumando centenares más.


Desde entonces, tropas marroquíes bloquean el campamento y las salidas de la capital saharaui para evitar que se sumen nuevos ciudadanos. Durante los últimos días ya se habían producido heridos que habían sido atendidos en el campamento, pero los medicamentos, el agua y los alimentos escasean.

Campamentos de Gdim Izik por Cristina Martínez.


Se inició este campamento el 9 de octubre. Tras dos intentos fallidos en que las jaimas fueron arrasadas por la policía, las personas, apaleadas y 3 detenidas de las cuales todavía hoy queda una en prisión, se montó este campamento por la noche, a escondidas, con más de 100 tiendas y unas 800 personas. En la actualidad hay cerca de 8.000 jaimas. Hay que calcular que en cada una conviven unas 5 personas. El campamento crece y crece. Constantemente se ve cómo se va extendiendo al ritmo de unas 500 jaimas diarias.


La zona está rodeada: un primer cerco del ejército, detrás otro de la gendarmería, y, por fin, la policía. En determinados tramos, he visto los vehículos del ejército a 50 metros de nosotros.


Están construyendo un muro con una zanja detrás, para impedir el paso de los jeeps que llegan con gente y provisiones. Hoy por hoy, el viaje al campamento tiene que eludir a las fuerzas de seguridad. De lo contrario, unos camiones grandes del ejército arremeten contra los jeeps y la gente que hay dentro. A los coches, y a las jaimas que transportan, los llevan al desguace; a las personas, si no han quedado ya lesionadas por el choque, las apalean. Unos siguen, andando; otros van al hospital donde son rechazados por haber sido agredidos por las fuerzas del orden; otros vuelven a su casa.


Otra modalidad de ataque por el ejército son las pedradas. Hay muchos heridos por cristales. Un helicóptero sobrevuela el campamento de día y de noche. Se convierte en un ruido familiar. Dicen que se acerca tanto a ras de suelo que se le ve grabando a la gente de las jaimas. Se dice por aquí que luego todos pasarán por el juzgado acusados de traficar con drogas o con inmigrantes, o de robar, como pasa siempre.
El ambiente huele a genocidio anunciado ¿nuestro pueblo va a permanecer impasible ante el sufrimiento de nuestros hermanos, vamos a permitir que, a unos pocos cientos de kilómetros de nuestra tierra se culmine esta ignominia...?.
*Fuente de información: SaharaAcciones

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