Convocaron a las y los trabajadores públicos a la Huelga sectorial, una vez constatada y producida la agresión a sus derechos (y a los de los pensionistas). Se trataba, a todas luces, de un "huelguín" testimonial en el que no se planteó, ni por asomo, la posibilidad de persistir y mucho menos radicalizar la presión, en el supuesto (que es el que iba a concurrir, y efectivamente concurre) de que el Gobierno se pase "por el arco del triunfo" las reivindicaciones de los llamados a movilizarse. Como lógica consecuencia de las nulas perspectivas de lograr hacer rectificar al Gobierno sobre lo ya decidido, la inmensa mayoría de las y los empleados públicos optaron por ignorar el paro convocado.
Los Sindicatos canarios "no tuvieron otra" que participar en la Convocatoria: la conclusión unánime fue que hubiera sido muy difícil explicar al conjunto de las y los trabajadores un "desmarque" que, con toda seguridad, habría servido a CCOO y UGT para presentarnos como "esquiroles" o "revientahuelgas"..., y así tratar de "sacudirse" la responsabilidad del fracaso.
Pero, héte aquí, que ocurrió una cosa extremadamente interesante: si bien el Paro laboral fue un evidente fracaso de participación, no ocurrió lo mismo con las Manifestaciones convocadas por la tarde (lo que da idea de la dimensión del cabreo generalizado que existe en el colectivo). En éstas, los Sindicatos Canarios acudimos a las Manifestaciones públicas con nuestras propias convocatorias y marcando las debidas distancias con el sindicalismo sucursalista españolero de los "pactistas" (CCOO-UGT-CSIF, además de Sindicatos derechistas, de la Policía Nacional y la Guardia Civil, de carceleros, etc.). Así, por ejemplo, en Las Palmas, desfilaron en un bloque totalmente diferenciado y bajo sus propios lemas Intersindical Canaria, Fsoc y Sepca; mientras en Tenerife, hicieron otro tanto Intersindical Canaria, Sepca y Ocesp (en este último caso, como viene siendo habitual, el capitidisminuido Fsoc insular optó por desmarcarse del grupo canario). La nota discordante, en este aspecto (además de lo ya dicho respecto del Fsoc-Tenerife), la ofrecieron el conglomerado de siglas, colectivos y personalidades individuales que se autodenominan "no-pactistas", con las que fue virtualmente imposible llegar a un acuerdo de lemas y convocatoria conjunto, y que optaron por formar su propio "grupo". El asunto no debe ser evaluado a la ligera, pues si bien es cierto que en ese "conglomerado" tienen un peso muy importante los nacionalistas españoleros (autocalificados de "ultraizquierdistas") que, jamás en toda su vida se avendrán a confluir orgánicamente en una entidad sindical que se englobe en el marco del movimiento por una Canarias libre y sin explotación, también lo es que allí hay colectivos, entidades y personas muy válidas que están en el sitio equivocado, y respecto de las cuales hay que hacer un esfuerzo de confluencia y acercamiento en el que Intersindical Canaria (en tanto fuerza hegemónica dentro del campo nacional-popular), debe desempeñar un papel más activo, procurando en el futuro (en la medida que esto sea posible) no dar "por perdidas" de antemano, batallas por sumar al proyecto común del soberanismo de izquierdas a estas expresiones del sindicalismo nacional canario. El ejemplo ocurrido en las Manifestaciones del día 8 con Ocesp y Sepca (que habría sido impensable tan sólo unas semanas antes), quizás nos muestre el camino que se debería recorrer en el futuro.
En cualquier caso, el Bloque sindical netamente canario tuvo una presencia claramente mayoritaria, en relación con el resto, lo que confirma una tendencia de la que, también, hay que tomar las oportunas conclusiones.
El canario, el austriaco, y otras fábulas dignas de consideración
Ahora, está ocurriendo, más o menos, lo previsible: CCOO y UGT están esperando a que se materialice la nueva agresión (esta vez, dirigida al conjunto de la clase trabajadora), para, "a toro pasado" (y perdón por el símil taurino -detesto la llamada "fiesta nacional" española-), convocar un nuevo "huelguín", en el que "escenificarán" su desacuerdo (porque se trata de eso: de una "escena" de bodevil: puro teatro del malo...).El Gobierno remitió, la tarde del Viernes, una propuesta de reforma laboral a los partidos políticos parlamentarios (http://imagenes.publico.es/resources/archivos/2010/6/11/1276275387110medidass.pdf) , en la que, entre otras "guindas", les sugiere la posibilidad de crear un sistema de capitalización individual del despido durante la vida laboral, siguiendo el "ejemplo" del modelo austriaco. El Gobierno pide que se le autorice para, en el plazo de un año, constituir un "fondo de capitalización" para los trabajadores en el que, a título personal, irá incorporando un número de días de salario (aún por determinar) por año trabajado. La intención del Ejecutivo es que el trabajador pueda hacer efectivo el abono de estas cantidades acumuladas en el fondo en caso de despido, o incluso de movilidad geográfica.
Es decir, compañera, y compañero: el Gobierno zapateril (fiel al papel histórico de mamporreros del Capital que a la social-democracia le corresponde) ha decidido utilizar un "modelo" (el "austriaco"), que consiste en que seamos los propios trabajadores quienes, a lo largo de nuestra prestación laboral, vayamos "capitalizando" (metiendo "en la hucha"), las "perras" que, finalmente cobraríamos, en concepto de "indemnización por despido", cuando el Patrón decida darnos la patada en el culo.
Lo que no ha garantizado el Gobierno, en su nuevo Plan, es que las y los trabajadores canarios vayamos a cobrar lo mismo que cobra la media de las y los trabajadores austriacos... Todavía hay Clases, ¿qué se creían?.
De CCOO, UGT, afines y "asimilados" españoleros nada debemos esperar, ante tamaña agresión. Su supervivencia (en su calidad de entidades paraestatales dependientes de los Presupuestos Generales para mantener sus regalías) no les permite más margen de maniobra que aquél a que vienen obligados para mantener su control sobre el movimiento obrero (por eso, es posible que convoquen un nuevo "huelguín", esta vez intersectorial, una vez consumado el atropello anunciado). Sin embargo, tenemos la sensación de que las cosas se les pueden estar yendo de las manos (al Estado, a sus muletillas sindicales y a la Patronal). Quizás, en lugar de un "huelguín", pudieran encontrarse ante un "huelgón" que les supere...
De nosotras y nosotros depende. No tenemos mucho que perder por intentarlo, de manera que ¡adelante!.